Rederas, mariscadoras… pero también armadoras, pescaderas, trabajadoras en conserveras… La mujer es y ha sido siempre una pieza fundamental en el desarrollo de la actividad pesquera de nuestro país y, sin embargo, su representatividad y visibilidad ha sido mínima. Repasamos datos sobre empleabilidad femenina en la pesca marítima, analizamos los principales oficios ostentados por mujeres y detallamos algunas de las grandes barreras para impulsar la presencia de la mujer en buques pesqueros.

A día de hoy, más de 1.000 mujeres están empleadas en pesca marítima en España. En caladeros del Atlántico Norte es donde más mujeres trabajan, según la última Encuesta Económica de Pesca Marítima (2021), vinculadas a arrastreros o pesca de enmalle para empleos en tierra, principalmente, mientras que en empleos a bordo, se encuentran sobre todo en rastras y artes polivalentes. Unas cifras, que en las comparativas por sexo, arrojan porcentajes muy reducidos.

Fuente: Encuesta Económica de Pesca Marítima

La mujer en la pesca: oficios tradicionales

¿En qué actividades del sector pesquero ha estado presente la mujer tradicionalmente? Principalmente, en oficios auxiliares, como las rederas o neskatillas, pero también en actividades extractivas como el marisqueo a pie. Te contamos más sobre estas profesiones:

Rederas: se trata de un oficio manual realizado principalmente por mujeres (más del 80%). Encargadas de confeccionar, reparar y mantener artes y aparejos de pesca, se trata de una actividad que exige una alta cualificación. De hecho, desde 2014 existe la Norma UNE sobre Confección y mantenimiento artesanal de artes y aparejos y desde 2009 el Certificado de Profesionalidad Confección y Reparación de Artes y Aparejos. No ha dejado de incrementarse la formación disponible para capacitarse en el ejercicio de una actividad que garantiza el empleo al 100%. “Estamos implicados en un sector productivo que te permite, ganarte la vida, ver la vida desde otro punto de vista y defender parte de nuestra cultura.” Lo dice Carmen Chamorro, redera y amadora en Vigo. Si quieres conocer su testimonio, pincha aquí.

Carmen Chamorro, redera y armadora

Neskatillas y empacadoras: un oficio menos conocido -pero igualmente fundamental para la pesca en Euskadi- que prestan las mujeres a barcos de bajura o artesanales en zonas portuarias, donde las mujeres se encargan de descargar el barco, ordenar y clasificar las cajas de pescado o llevar mercancía para su venta, así como de realizar todos los preparativos antes de la salida del barco. El 100% son mujeres y actualmente se cuenta también con Certificación de Pescadería y elaboración de productos de la Pesca y Acuicultura para las neskatillas y empacadoras.

Marisqueo a pie: principalmente en Galicia, este oficio es desarrollado por mujeres en más de un 60% y consiste en la extracción de productos del mar, como moluscos u otros recursos marisqueros. El movimiento asociativo vinculado a este oficio ha sido relevante y decisivo en la visibilización del papel de la mujer en el sector pesquero.

Barreras para la inserción de la mujer en la pesca

Las cifras de empleo femenino en la pesca muestran una representatividad muy reducida y sobre la que hay que continuar trabajando para acercar nuestra actividad a futuras generaciones de mujeres jóvenes. Es preciso terminar con algunos prejuicios vinculados a los roles tradicionales de género: el oficio de marinero ha sido considerado un oficio de hombres y, sin embargo, muchas mujeres han demostrado su capacidad y conocimientos para desarrollarlo. También existen impedimentos de carácter estructural para el acceso de la mujer a buques pesqueros, como la falta de adaptación de los mismos -con camarotes o aseos diferenciados por género- o la problemática de la conciliación, especialmente en la pesca de altura. Todos estos condicionantes afectan especialmente a las más marineras más jóvenes a la hora de acumular días de mar que garanticen el nivel formativo y práctico exigido para su empleabilidad, lo que merma directamente la competitividad frente a los hombres.

Frente a estas barreras, son importantes los pasos que se han ido dando gracias al compromiso de los agentes sociales. Una senda que debe continuarse, poniendo en marcha medidas con enfoque de género como premisa para acabar con las situaciones de desequilibrio y desigualdad en la pesca.