La campaña Pescándote es la nueva iniciativa de la Asociación de Organizaciones de Productores Pesqueros (OPPs) del Cantábrico, integrada por Opacan (Cantabria), Acerga (Galicia), Opegui (Guipúzcoa) y Opescaya (Vizcaya), con la que pretenden dignificar el oficio de pescador y captar nuevos profesionales que se sumen a una actividad.
El objetivo es poner en valor un oficio que «aúna talento y fortaleza», y es que trabajar en la mar se ha convertido en una oportunidad de mirar al futuro, de frente y con seguridad. En mitad de la incertidumbre, este oficio artesano, sostenido durante generaciones, mira al horizonte decidido, cree en la innovación, en la estabilidad y en el compromiso como clave de su éxito y de su aportación al desarrollo y economía local.
El Cantábrico y Noroeste sigue siendo el principal punto de pesca de las costas españolas, un epicentro de recursos pesqueros del que debemos asegurar su máximo equilibro social, económico y ambiental. Para ello, desde OPPs Cantábrico apostamos por el talento, la innovación, la formación y el compromiso con el desarrollo profesional, para hacer de este un empleo de futuro, sostenible y resiliente, que garantice la soberanía alimentaria para todos.
De hecho, España es la principal potencia pesquera de la Unión Europea, con más de 8.700 barcos, 31.000 empleos directos y 150.000 indirectos. Por ello, desde OPPs Cantábrico trabajamos a diario para continuar profesionalizando este sector, manteniendo viva una forma de existir que es más que nuestro sustento, es la identidad que nos define como comunidad, una tradición y legado para las gentes de Galicia, Cantabria, Vizcaya y Gipuzkoa.
El mar como medio de vida
Xebe Amunarriz, Pedro José Vallesolana, José Angel Valle, Carmen Chamorro, Ángel López Soto, José Francisco Fernández, Carlos Eizaguirre e Iker Jaio son los protagonistas de la campaña, que pone cara, nombre y apellido a los profesionales que han decidido que el mar sea su medio de vida. En concreto, Pedro José Vallesolana, José Ángel Valle y José Francisco Fernández, patrón, oficial y mecánico del Aitana del Mar, barco pesquero de Laredo, cuentan que «esto es un estilo de vida», por lo que no lo consideran un trabajo. «Una vez que has entrado ahí, te sientes de una manera, te engancha, no puedes dejarlo, y el día que no faenas, lo echas de menos. Cada día es una aventura», señalan.
Xebe Amunarriz, patrón de barco en Hondarribi, cuenta que lo que más le gusta de su trabajo es «la libertad, el poder disfrutar después de tantos años y que me siga gustando». «Para ser marinero hay que tener ganas, ganas de aprender y buscarte un futuro, seas hombre o mujer».
Iker Jairo, patrón de barco en Bermeo, comenta a su vez que este es un «trabajo agradecido, cuando pescas llegas contento, sabiendo que traes un buen producto de la mar para consumir en tierra».
Ángel López Soto actualmente está jubilado, pero se ha dedicado toda la vida a la mar como patrón de barco en Laredo. «Creo que hoy en día si volviera a nacer, volvería a ser pescador«, asegura. «Sobre todo he tenido la gran suerte de andar con muy buena gente y muy buenos compañeros, que para mí es una cosa bárbara», añadía. Lo que más echa de menos es «la salsilla del trabajo», aunque explicaba que las condiciones de vida en un pesquero han cambiado «una barbaridad». «Yo recuerdo cuando me hice a la mar, que salíamos con agua en garrafas, y hoy en día los pesqueros todos tienen su agua caliente».
Ángel sabe realmente lo que cuesta pescar una merluza, «dónde tienes que ir a pescarla, el sacrificio que tiene. Cuando la comes no le das gran importancia, pero detrás de esa merluza hay un trabajo y muy duro«.
Por su parte, Carlos Eizaguirre, que lleva más de 20 años dedicados a la pesca de bajura, contaba «haber estudiado más estando en la mar que lo que tenía que haber estudiado en el colegio». Asegura que «a la pesca se puede dedicar cualquiera siempre que tenga ganas». Algunos de los aspectos que destaca por cómo han mejorado a lo largo de los años son las comodidades para los marineros, tanto en la manera de trabajar como en la higiene o los descansos; también en el tema de la contaminación, para proteger el medio ambiente y la seguridad de los marineros. En este sentido, destaca la importancia de la «pesca responsable».
Por último, Carmen Chamarro, redera y armadora en el Puerto de Vigo, también ha dedicado su vida al mar, por lo que asegura que «es una filosofía de vida», ya que «aprendes a vivir de otra manera». «Es posible ganarse la vida, y no ganársela mal, estando implicado en un sector productivo, que además de permitirte ganarte la vida, te permite verla desde otro punto de vista». Y es que sus recuerdos más bonitos de pequeña son «llegar del cole y marchar para el muelle, porque allí estaban mis padres limpiando aparejos».
Señala que las mujeres «somos desde luego un punto fundamental para que las unidades productivas hayan salido adelante». «Tienes que tener en cuenta que tú, sin el resto de la tripulación, no eres nadie. Necesitas siete personas, porque hay maniobras clave. Solo no puedes ir al mar, por lo que el valor del equipo es fundamental, y que haya un buen ambiente de trabajo».
Carmen asegura que la gente cada vez está más concienciada con cuidar el mar, «y deberíamos estarlo todavía más». «Claro que necesitamos cuidar el mar, pero necesitamos cuidarlo todos, no solo los marineros. No es que tengamos que garantizar el consumo de pescado para tener garantizada la pesca, es que el consumo de pescado es esencial a nivel nutritivo». Señala que, actualmente, «estamos obsesionados con la cantidad de pescado que tenemos que traer del mar. Quizás no tenemos que traer tanto pescado, tenemos que darle valor a ese pescado que traemos, poner en valor lo que hacemos».
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